Ronquidos y apnea del sueño

01/12/2014

Existen una serie de trastornos relacionados con la cavidad oral que son difíciles de diagnosticar porque tienen lugar durante las horas que pasamos durmiendo. El más conocido a nivel odontológico es el bruxismo, pero no es el único. Aunque los dentistas no diagnostiquemos las alteraciones respiratorias, en este artículo podemos ayudar a tratarlo.

Una de estas alteraciones es la apnea del sueño. Se trata de un trastorno que se desarrolla cuando la persona hace una o más paradas en la respiración o cuando tiene respiraciones superficiales mientras duerme. Estas paradas pueden durar desde pocos segundos hasta unos minutos. Por norma general, la respiración vuelve a la normalidad: o bien mediante un ronquido o bien con un ruido similar a la que hace una persona cuando se atraganta.

Se trata de un trastorno crónico de salud que altera el sueño. La persona pasa de un sueño profundo a uno leve cuando hay una pausa a la respiración o cuando la respiración se vuelve más superficial. Es por eso que el sueño es de mala calidad y el paciente se siente cansado a lo largo del día, con incapacidad para concentrarse y realizar trabajos de precisión. Coloquialmente diríamos que se duerme por los rincones.

El tipo más frecuente de la apnea del sueño es la apnea obstructiva del sueño. Las vías respiratorias se bloquean mientras el paciente duerme por diversos motivos (normalmente caída de la lengua hacía atrás, úvula y/o amígdalas hipertróficas, exceso de tejido adiposo…), provocando paradas respiratorias o respiraciones superficiales. Cuando la persona intenta respirar, el poco aire que pasa por la parte obstruida puede ocasionar ronquidos fuertes.

Frecuentemente la apnea del sueño permanece sin diagnosticar y la mayoría de las personas que la padecen no lo saben. Los primeros que notan los signos de la apnea suelen ser quienes duermen al lado del paciente. Es más probable que la apnea se presente en hombres que en mujeres. Aunque puede aparecer en cualquier edad, el riesgo de padecerla aumenta a medida que cumplimos años. Hay que destacar también que la mitad de los pacientes que padecen apnea presentan sobrepeso. El diagnóstico se hace considerando los antecedentes médicos personales y familiares del paciente, haciendo un examen médico riguroso y valorando los resultados de los estudios del sueño, consistentes en una polisomnografía realizada por especialistas del sueño. Se trata de una prueba que registra la actividad cerebral, el movimiento de los ojos y la frecuencia cardíaca durante los periodos de sueño y vigilia.

Una vez diagnosticada correctamente pasaremos al tratamiento, que tiene como objetivo restablecer la respiración uniforme durante el sueño y aliviar los síntomas (ronquidos y somnolencia). La apnea puede tratarse mediante cambios en el estilo de vida, aparatología intraoral (que es lo que podemos hacer los odontólogos), dispositivos respiratorios (CPAP) y cirugía (corrección del paladar, úvula, amígdalas…).

La aparatología intraoral está cogiendo últimamente importancia y va ganando terreno al CPAP. Este último es un dispositivo de presión positiva continua de las vías respiratorias que suministra aire a presión desde una máquina hasta a una mascarilla que cubre nariz y boca. Estas máquinas son sonoras, aparatosas y relativamente caras; por lo tanto en muchos casos de apneas leves el médico especialista opta por derivar el paciente hacia la aparatología intraoral realizada por odontólogos adecuadamente formados.

El mecanismo de acción de estos aparatos es sencillo: se hacen dos placas de un material plástico que encajen perfectamente con las arcadas superiores e inferiores del paciente y se unen por un dispositivo que permite el adelanto controlado (con una regla milimétrica) de una placa sobre la otra. Esto provoca el adelanto de la mandíbula y en consecuencia de la lengua, evitando que ésta bloquee el paso del aire, permitiendo una respiración normal y una disminución considerable de los ronquidos. Se trata de unos aparatos mucho más cómodos de llevar que una mascarilla, que no precisan ninguna máquina (ni mantenimiento), y para su elaboración solo necesitamos unos modelos de la boca del paciente. Además, no solo sirven para tratar apneas, sino que también son unos aparatos muy útiles para disminuir o eliminar los ronquidos, colaborando a que los pacientes (y sus parejas) puedan dormir mejor.

Esta es la contribución odontológica al tratamiento de los ronquidos y la apnea del sueño. 

Dr. Fco. Xavier Tárrega Vallejo.

 

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